Ya sabíamos que el presiente de la república, Andrés Manuel López Obrador, es terco en sus decisiones y que le gusta regañar en los actos públicos. Pero esta vez no sólo fue mantenerse en una idea y hacerlo a regañadientes llamando mentirosos a los que negaban sus dichos.
Dale play al comentario de Patricia Maldonado:
El jefe del Ejecutivo federal preguntó si «¿no todos los que estudian preparatoria tienen becas?» a lo que se escuchó un grito de no. Luego expresó: «ah, ¿cómo que no? la mentira es del demonio, es reaccionaria, es conservadora; la verdad es revolucionaria».
Vaya discurso político que sólo arroja desengaño ante sus votantes y desenfreno entre quienes no lo votaron.
López Obrador no acaba de entender que sus dichos no son todo: que en la práctica los programas de becas registran fallas; que la gente no es tonta ni mentirosa y sobre todo que es un gobernante y del conjunto los mexicanos por lo que su discurso de división de conservadores y liberales es insostenible y del pasado.
México requiere más que palabras, hechos. Los mismos que se prometieron por el propio presidente y que harían cambiar el curso del país. Las becas son una parte.