
Sentarse durante horas frente a la tele podría hacer que tuviera tantas probabilidades de desarrollar demencia como las personas genéticamente predispuestas a la afección.
En un estudio realizado por el departamento de quinesiología de la Universidad de McMaster, en Hamilton, Ontario, con más de 1,600 adultos a partir de 65 años de edad, demostró que aquellos que llevaban una vida sedentaria parecieron tener el mismo riesgo de desarrollar demencia que los que portaban la mutación genética de la apolipoproteína E (APOE), que aumenta las probabilidades de desarrollar demencia.
Por el contrario, las personas que hacían ejercicio parecieron tener unas probabilidades más bajas de desarrollar demencia que las que no, encontró el estudio de cinco años.
Pero el estudio no probó que la falta de ejercicio provocara el aumento en el riesgo de demencia. Solo halló una asociación entre ambas cosas.
La mutación APOE es el factor de riesgo genético más potente de demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy, enfermedad de Parkinson y, en particular, enfermedad de Alzheimer, dijeron los investigadores.
Las personas con un solo «alelo» APOE podrían tener un aumento de tres a cuatro veces en el riesgo de demencia que los no portadores, según los autores del estudio.
No se sabe de qué modo el ejercicio podría reducir el riesgo de demencia, comentó Heisz.
Pero los resultados de este estudio sugieren que el nivel de actividad física puede influir en el riesgo de demencia tanto como la genética, dijo Heisz. «Uno no puede cambiar los genes, pero puede cambiar el estilo de vida», añadió.
Se estima que unas 47.5 millones de personas de todo el mundo viven con demencia y se anticipa que esa cifra alcance los 115 millones en 2050. Sin una cura conocida, hay una necesidad urgente de explorar, identificar y cambiar los factores del estilo de vida que pueden reducir el riesgo de demencia, enfatizaron los autores del estudio.