¿A quién se le ocurrió que para ver la televisión o durante la proyección de una película en el cine necesitábamos comer?, obviamente que a los empresarios de la industria de la televisión y del cine en conjunción con mercadólogos, publicistas y dueños de cadenas de comida.
El problema aquí no es nada más el consumo sino también la cantidad de desperdicios que se generan y por los que nadie se hace responsable.
Vasos, tapaderas, popotes, servilletas, platos de plástico y cartón, cucharas, recipientes de todo tipo y tamaño, bolsas, bolsitas y conos.
La comida chatarra desde luego es la que predomina a la hora de ver la tele o una película en el cine; se produce en toneladas; sin límites.
Estamos siendo incongruentes. A diario nos quejamos de la basura en nuestro entorno pero no de la que producen las empresas y demandamos los clientes vía productos chatarra.
Nuestra fórmula es sencilla: tele o cine más comida igual a diversión. Sin embargo existe una ecuación más compleja: comida chatarra es igual a basura más contaminación ambiental más gastos más menos salud.
