Circular por el valle de Toluca es cada vez más complicado.
En buena medida, el crecimiento del parque vehicular y el crecimiento poblacional son responsables de que cada vez sea más complicado calcular un trayecto.
Según el Centro Mario Molina, de los casi un millón de viajes intra e intermunicipales que se realizan diariamente en la Zona Metropolitana de Toluca, 70 por ciento —casi 700 mil diarios— tienen como destino la capital del estado de México. El mismo centro de estudios indica que en los últimos 10 años, el crecimiento del número de vehículos prácticamente duplicó el crecimiento poblacional del valle de Toluca.
Se calcula que un viaje promedio es de 39 minutos, de modo que la gente en el valle de Toluca utiliza una hora y 20 minutos a bordo de su automóvil o del transporte urbano de pasajeros.
Y ya lo vemos de manera cotidiana: en las vialidades principales los autos se mueven a vuelta de rieda en horas pico, algunos cruceros son ya un martirio, las zonas escolares el caos a las horas de ingreso y salida, el espacio para estacionamiento en la vía pública en muy demandado. Y ya todos sabemos que cualquier accidente o descompostura genera asentamientos de kilómetros. Como lo de hoy en la mañana en Paseo Tollocan.
A eso se suma la proverbial falta de cultura vial de la región, la falta de aplicación de la ley, la excesiva suma de vehículos del trabsporte público, la carencia de vialidades de largo trayecto —tenemos menos de media docena— y tenemos el caldo de cultivo perfecto para que nadie sepa con certeza a qué hora salir o a qué hora llegará.
Ya nadie hace 5 minutos al centro. O 20 minutos de la colonia Vértice a La Maquinita. O media hora de Metepec al Centro Cultural Mexiquense. Es una de las certezas que hemos perdido, mientras ganamos en crecimiento horizontal.