Tienen mucha razón quienes opinan en las redes sociales que la conversación en chat del senador panista Ismael García Cabeza de Vaca va más allá de haberse producido en uno de los dos principales recintos legislativos del país.
Dale play y escucha a Patricia Maldonado Pérez
En primer lugar porque el hecho da muestra de que la Trata de Personas como delito está incrustado en las más altas esferas de poder, al grado de servir de clientes a quienes deberían combatirla, como los senadores.
La actuación del legislador debería pasar de una anécdota a una investigación formal pues a todas luces sabe cómo se produce uno de los delitos de mayor impacto en el país. El senador tendría que ser indiciado por posible complicidad.
Sin embargo, en México está vigente el fuero o inmunidad parlamentaria, un privilegio que les evita a diputados y senadores persecuciones judiciales, de ahí que lo más probable es que el caso quede sin sanción. Es como cuando denunciar no sirve de nada.
