Austeridad e improvisación

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Una de las palabras a las que más alude el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador es “austeridad”. Por un lado, en el pago de salarios a los funcionarios y del otro, en la toma de decisiones.

Sobre lo último, nuevamente recurrió a su método de preguntar a asistentes a un acto público si querían metrobús o no y qué primero, agua o un hospital. Como resultado, se ahorró solicitudes hechas con anticipación o encuesta formal y estudios de factibilidad. 

Esta dinámica ya es insostenible. Y no es asunto de criticar la personalidad del mandatario ni tampoco de la forma en que se dirige a la gente; es de lógica. 

Las decisiones de gobierno deben provenir de políticas públicas, de la participación ciudadana y de estudios técnicos. Ya estuvo bueno de querer tratar la necesidad con discursos que usan y fomentan la ignorancia. La austeridad se planea, ejecuta y mide; no es producto de la improvisación.

Escucha el comentario de Patricia Maldonado:

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