La plaza Ángel María Garibay, con más de 50 años de historia, se ha convertido en uno de los sitios más antiguos de la ciudad de Toluca y a pesar de sus constates cambios seguirá siendo un lugar entrañable y emblemático para los habitantes de la ciudad.
A mediados del siglo XX formaba parte del espacio aledaño al mercado que se convirtió en el Cosmovitral. Ahí convergían unas 30 pulquerías, entre ellas, la conocida como El diamante de Oro. También fue sitio de los modestos hoteles del centro histórico de la capital mexiquense y pequeñas terminales de autobuses.
Pero no contaba con el espacio que ocupa hoy en día. Estaba interrumpido por el callejón de Carmen. La calle de Rivapalacio corría hasta la antigua iglesia del Carmen. Estaba enmarcada por las calles de Cura Merlín, ahora Santos Degollado, al sur Lerdo de Tejada y en sus inmediaciones se hallaba también la fábrica de hilados y tejido, lo que después se convirtió en el edificio Plaza Toluca.
Al poniente se hallaba el desaparecido callejón del muerto, lo que ahora es Primo de Verdad, contiguo al palacio de gobierno.
Así lo recuerda el Cronista municipal de Toluca, Gerardo Novo Valencia. En 1970 cuando se construyó el estacionamiento subterráneo, tomó su dimensión actual.
Antes de ser demolidas las construcciones que albergó se desarrolló una gran actividad comercial. Cientos de personas llegaban hasta ahí para buscar cualquier tipo de productos, entre los que destacaron la comercialización de artesanías de mexiquenses venidos de los municipios de todo el territorio estatal.
Hoy en día ya se puede ver un gran movimiento en la zona con la construcción del nuevo parque del centro histórico de Toluca y aunque en algunos meses cambiará de nombre, seguirá siendo punto de reunión de las familias toluqueñas.
