En Toluca hay unos 400 edificios que tienen algún valor histórico. Aparecen incluso en los registros del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la institución que en el papel cuida y protege el patrimonio del país.
La gran mayoría de estos edificios están abandonados. Muchos a punto de caerse. Apenas sostenidos de milagro.
Uno de estos edificios está en la esquina de Instituto Literario y Nicolás Bravo. En la acera norte. Justo junto a la oficina de la Dirección General del Registro Civil.
En este edificio están colgados los avisos que advierten del peligro inminente. También están unas viejas cintas que alguna vez fueron amarillas, que advierten del peligro. De hecho, en cualquier momento se puede venir abajo puesto que ya las paredes de la fachada apuntan a un colapso.
Pero la gente permanece formada en esa acera, pegada a la pared a punto de derrumbarse, esperando que la atiendan en la Dirección General del Registro Civil. La gente camina por la banqueta sin consciencia del riesgo que representa que se vengan abajo kilos y kilos de adobes, piedra, madera, ladrillos y el hierro de los ventanales.
Ya en septiembre de 2022 murió una persona a la que le cayó una barda de una longeva vecindad en la calle de Humboldt. En Instituto Literario y Nicolás Bravo no hay una, diariamente hay decenas de personas en riesgo.
Pero en la Toluca de hoy solo hasta el niño ahogado se tapa el pozo.
