Dicen que lo que se ve no se juzga. Pero ya es hora de cuestionar este dicho.
En Estados Unidos las harinas, grasa y azúcar en exceso están presentes en la oferta de restaurantes de comida rápida y no tan rápida.
Cientos de miles de personas suelen desayunar solo café antes de salir de sus casas rumbo al trabajo.
Después, a eso de las 11 horas toman el lunch que consiste en una porción de pan y embutido con algún lácteo, jugo o malteada.
Posteriormente, alrededor de las 13:00 horas ingieren pizza, hot dog, hamburguesas o pastas, que acompañan de refrescos y helado como postre.
Comer así es comer a reventar. Lo peor es que en México esta dinámica se reproduce cada vez más.
Observemos las áreas de comida de los centros comerciales de Toluca y sus alrededores; en nuestras plazas públicas y las esquinas de nuestros vecindarios: la comida es a base de harinas, grasa y azúcar.
Lo que se ve sí debe juzgarse. Al menos en el caso de la comida.