Acusaciones en el debate

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Una vez pasados los tres debates a la presidencia de la república, en el ánimo de algunas personas se quedan las acusaciones de los contendientes de mentirosos, corruptos, ineptos, vinculados al narcotráfico y demás. Y es que se trata de señalamientos que van sin pruebas o evidencias y eso deja la duda de si serán ciertas o no, si se les dará seguimiento y si de fondo esconden impunidad.

Por lo pronto hay que decir que adjudicar calificativos o poner etiquetas a los contrincantes busca influir en la percepción del público, desacreditar al oponente, resaltar diferencias ideológicas o destacar características para el tema en discusión. Sin embargo, esto también puede desviar la atención del debate real y conducir a discusiones menos constructivas. Por otro lado, se puede incurrir en daños a la reputación de la persona acusada, desconfianza en la política y gobierno.

La importancia de un debate va más allá de las acusaciones, pues es una plataforma para discutir ideas, intercambiar puntos de vista y llegar a conclusiones desde argumentos sólidos y evidencia. Los debates fomentan el pensamiento crítico, promueven el entendimiento mutuo y pueden llevar a soluciones más informadas, en este caso, la elección del próximo presidente o presidenta de México.

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