Día de la Candelaria y la tradición de comer tamales, este es su origen

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El 2 de febrero es una de las celebraciones religiosas más reconocidas en México. De hecho, el Día de la Candelaria significa el fin del ciclo navideño para la Iglesia católica. Sin embargo, esta festividad es producto de una fusión del catolicismo, del hebraísmo y cultos paganos originarios de la Isla de Tenerife en las Canarias.

Para celebrar el 2 de febrero en México, son indispensables los tamales, un platillo cuyo origen se remonta a la época prehispánica.

En el judaísmo y de acuerdo con la Ley de Moisés, las familias debían presentar a sus primogénitos al Templo 40 días después de su nacimiento; tal como lo hicieron María y José con Jesús, de ahí es que cada 2 de febrero los mexicanos tienen la tradición de vestir a las figuras del Niño Dios y llevarlas a misa, siendo México el único país que lo hace de esta forma.
Al igual que varias otras tradiciones, la representación del Niño Jesús llegó a México con el proceso de evangelización por lo que la figura es colocada en el pesebre desde el 25 de diciembre hasta el 2 de febrero.

Por otro lado, investigaciones resaltan la coincidencia de esta celebración con el calendario de los pueblos mesoamericanos. Fray Bernardino de Sahagún narra en sus crónicas que en los pueblos prehispánicos se tenía la costumbre de realizar algunos ritos para honrar a los ayudantes del dios Tláloc; uno de ellos consistía en llevar a niños al Monte Tláloc para que lloraran augurando abundante lluvia.

Para celebrar el 2 de febrero en México, son indispensables los tamales, un platillo cuyo origen se remonta a la época prehispánica. De acuerdo con investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia, los tamales se cocinaban para agradecer la fertilidad de la tierra; también era común su preparación en grandes fiestas y para honrar a los muertos. Fray Bernardino de Sahagún también incluye a los tamales en sus escritos y señala que este alimento se consumía en ceremonias especiales de ayuno, de nobles y sacerdotes.

Con el paso del tiempo, los tamales han cambiado y es que desde su origen, este platillo se elaboraba con verduras, chile y maíz; además tenía una textura mucho más apelmazada que la que hoy conocemos. Con la Conquista, se le fueron sumando ingredientes procedentes de Europa como la carne de cerdo, sustituyendo el relleno de verduras.

Se calcula que tan sólo en México, hay una gran variedad de tamales, alrededor de 500 tipos de tamales, desde los tradicionales de hoja de maíz rellenos de salsa verde y mole, pasando por los de sabor dulce hasta llegar a los que van rellenos de crema de cacahuate.

Cada región de México cuenta con su propio estilo de tamal, por ejemplo, en Chiapas se elaboran con hoja santa y su relleno es de mariscos y costilla de cerdo. En Sonora, se preparan las llamadas chimichangas rellenas de machaca. En el estado de Michoacán se preparan las famosas corundas, elaboradas con hojas de carrizo acompañadas con salsa y un trozo de carne así como los uchepos que son tamales de elote. En tanto, en el centro del país los más tradicionales son los de hoja de maíz desde los picantes, pasando por los de dulce como piña o guayaba, hasta llegar a las llamadas “guajolotas” en las que el tamal va dentro de un bolillo. En el valle de Toluca, el municipio de Ocoyoacac es reconocido por sus tamales de ollita.

La tradición de comer tamales el 2 de febrero está íntimamente ligada con otra de las tradiciones más esperadas a inicio de año, la rosca de reyes, pues en cada familia el encargado de hacer o comprar los tamales es aquel que tuvo la suerte de sacar la figura del Niño Dios en la rosca. Con el Día de la Candelaria se cierra el ciclo de festividades navideñas y con esto la Iglesia católica se prepara para la Semana Santa y el periodo de Cuaresma que da inicio el próximo 2 de marzo con el Miércoles de Ceniza.

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