Cuando se dice que un país es libre se refiere a la capacidad de sus habitantes para actuar por voluntad propia y a ejercer sus derechos. Es decir, sin limitaciones externas que puedan restringir su toma de decisiones o acciones, pero siempre dentro del marco legal establecido. Esto incluye aspectos como la libertad de expresión, de asociación y religiosa. A nivel mundial existen países donde la falta de libertad se mide en derechos políticos y libertades civiles. Esto indica por ejemplo que no hay procesos electorales, participación política, estado de derecho, autonomía personal. A ello se agrega la vida cotidiana marcada por la escasez de alimentos y medicamentos, con raciones gubernamentales insuficientes; la propaganda y el adoctrinamiento ideológico y la vigilancia constante.
En México nos frena para hablar de libertad la violencia e inseguridad, la impunidad, la intervención gubernamental y hasta las
costumbres y tradiciones que pueden limitar especialmente para mujeres y niñas. Hoy es el Día Mundial de la Libertad. ¿Por qué debemos tomárnoslo en serio? Porque es garantizar la dignidad y el bienestar de las personas, permitiendo construir sociedades justas e inclusivas. La libertad permite el florecimiento de las sociedades, fomentando la creatividad, la innovación y el progreso social.