De acuerdo los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Discriminación 2022 del INEGI, uno de cada diez mexicanos cree que las mujeres violadas provocaron que esto les pasara. Y es que persisten los estereotipos, prejuicios y estigmas. Las formas más comunes de que eso ocurra es cuando se les juzga por su manera de vestir. Se suele pensar que que si usan escotes, ropa ajustada o maquillaje llamativo están provocando o invitando a que se haga con ellas lo que se quiera. Y en esa lógica, más que mostrarnos en contra de que las lastimen estamos fomentando una cultura de la violación culpando a la mujer y justificando al agresor. La cultura de la violación hace que que la violencia sexual se normalice.
Otro aspecto es que hemos vivido en una sociedad patriarcal donde se mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres dando paso a una situación de desigualdad estructural. Hacemos cosas tan comunes como tratar mejor a los niños que a las niñas; las reprimimos o sobajamos sobre los hombres, y a estos les permitimos y aplaudimos todas sus acciones.
Tenemos que reflexionar. Aunque nos cueste, las mujeres no son objetos y tienen derecho a arreglarse como quieran, a ir por la vida con libertad y tranquilidad. Por su parte, las autoridades tienen que mostrar tolerancia cero a la violencia y poner en marcha políticas públicas para prevenirla. El sexo debe ser consentido y deseado por ambas partes. Pongámosle un alto a la violación de las mujeres empezando por cambiar nuestra manera de pensar.
