Una de las preguntas que hoy ronda en términos político-electorales es: ¿quién ganó el debate de ayer?
Aunque las respuestas y razones son variadas, la realidad es que el debate como ejercicio democrático no busca un ganador y menos un perdedor.
El debate tampoco es para sacar trapitos o trapotes al sol, atacar o confrontar al adversario, intentar desprestigiarlo e inclusive callarlo. Eso es propio de la escena política que sus actores trasladan al desarrollo de un debate.
El debate es una herramienta para expresar ideas respecto a uno o más temas y exponer las razones o motivos de porqué se piensa así.
El debate es escuchar, argumentar posturas. Sirve para progresar no para triunfar.