El plástico está en todas partes, desde nuestros hogares hasta los océanos, y es uno de los mayores problemas ambientales de nuestra era.
Un nuevo estudio liderado por un grupo de investigación de la Universidad del Noroeste en Estados Unidos, sugiere que la respuesta podría estar en un lugar inesperado: en las bacterias que habitan las aguas residuales.
El plástico, un desafío que no desaparece
Los plásticos como el tereftalato de polietileno (PET), que se usan en botellas y envases, son resistentes y duran mucho tiempo. Aunque eso es útil para nosotros, se ha convertido en un gran problema para el medioambiente.
Este tipo de plástico representa hasta el 50% de los microplásticos que terminan en las aguas residuales. Los fragmentos plásticos terminan en ríos, mares y hasta en el agua que bebemos.
Aquí es donde este descubrimiento toma relevancia. “Hemos demostrado que esta bacteria no solo fragmenta el plástico, sino que también lo utiliza como fuente de energía”, explica Ludmilla Aristilde, investigadora principal del estudio.
El estudio se centró en una bacteria llamada Comamonas testosteroni, que fue observada descomponiendo plásticos en aguas residuales.
El proceso comienza con la fragmentación del plástico en pequeñas partículas llamadas nanopartículas. Luego, la bacteria produce una enzima especial que descompone estas partículas aún más, hasta convertirlas en un compuesto que puede usar para crecer. Esto abre la puerta a nuevas formas de lidiar con la contaminación plástica.
“Este descubrimiento es crucial porque revela una ruta potencial para biotecnologías que podrían aprovecharse para limpiar grandes cantidades de residuos plásticos en el futuro.”
Ludmilla Aristilde, investigadora principal del estudio añade que el PET, no se degrada fácilmente y por eso es tan preocupante. Sin embargo, “este descubrimiento muestra que las bacterias pueden ser la clave para abordar el problema desde una perspectiva más natural”.
¿Un futuro sin plásticos?
Aunque esta investigación está en sus primeras etapas, los resultados son alentadores.
Las bacterias que viven en aguas residuales ya están descomponiendo plástico, lo que podría llevar a desarrollar nuevas tecnologías para limpiar nuestros ríos y océanos.
Imagina que pudiéramos construir plantas de tratamiento de agua donde no solo se eliminen los desechos, sino que también se reduzca la cantidad de plástico, ¡toda una novedad!