El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que después de las elecciones presidenciales del 2 de junio llevará a cabo una gira de despedida por todo el país para agradecer el apoyo y respaldo de los mexicanos, por el final de su sexenio. Una de las preguntas es: ¿quién necesita que se despida? y la otra, ¿qué implicaciones, como ausencia en el encargo público y gastos traería su recorrido por el país? También convendría tener la certeza de que su gira del adiós, no tiene que ver con un apoyo electoral a la candidata a la presidencia Claudia Sheinbaum.
Esto de despedirse sería genuino en primer lugar si va a presentarse un balance de su gestión, destacando los logros alcanzados durante el mandato y explicando las decisiones tomadas. En segundo lugar, que quiere enfatizar las políticas implementadas y los proyectos realizados durante su gobierno, con el fin de dejar una impresión positiva en la opinión pública y en la historia política del país. En tercer lugar, que es una forma de expresar gratitud hacia los ciudadanos por el apoyo recibido durante su tiempo en el cargo, así como a los colaboradores y aliados políticos que lo acompañaron.
Dicho entonces, quien necesita la gira es el presidente, y sus intenciones tienen que ser informativas y por tanto, restringidas a la actividad gubernamental y no con fines electorales. Y también deben establecerse los términos del transporte, seguridad, logística, personal de apoyo y demás que acompañarán su gira y de qué manera seguirá al frente del país. A parte de eso tendría que ser, como él lo ha repetido, para cerrar su ciclo en la vida política y pasar a la nueva etapa de la vida privada.
