Los observadores de la vida política del estado de México, conocidos por esta columna como los think tanks, han advertido que de unos días a la fecha los aspirantes a la candidaturas de los partidos políticos al gobierno del estado de México han comenzado con mucho denuedo y alharaca su promoción personal, con la ilusión de que sus respectivas fuerzas políticas los tomen en cuenta. O cuando menos que consigan chamba para los próximos años, en pago por haberse hecho a un lado de la competencia.
Todo indica que los aspirantes —a quienes los think tanks se refieren con un desdeñoso “wannabes”— han recibido el banderazo de salida: se les ve más activos, con ganas de ser noticia o de dar la noticia, se dejan ver con ánimo populachero, se placean y se dan sus baños de pueblo, aprovechan cualquier resquicio para aparecer en público, se vuelven amigables, sensibles, empáticos, solidarios y trabajadores. Se encuentran como en una especie de pre-precampaña.
Y hablo de personajes de todos los partidos políticos. No hay excepciones. A la derecha y a la izquierda, al centro, arriba y abajo, hombres y mujeres. Para donde se mire.
La lista es larga, pero la voy a omitir justamente para evitar alguna omisión. Perdónenme la rebuznancia. Pero cada vez es más visible que los famosos “tiempos” han comenzado y se van a acelerar una vez que pase el quinto informe del gobernador del estado, que por su lado también está en el juego por la candidatura presidencial.