GEM sin medidas contra la contaminación ambiental
Respira veneno el valle de Toluca
GráficaContaminantes_FebEl aumento en los casos de enfermedades respiratorias en el valle de Toluca podría tener una explicación más allá de los cambios bruscos de temperatura. El agravamiento de los males respiratorios, la rinitis, sinusivitis, neumonía, alveolitis, conjuntivitis, ojo seco o garganta irritada, podrían estar directamente relacionados con el aumento de la contaminación en el valle de Toluca que alcanza y rebasa los niveles de polución de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Pero mientras en la Ciudad de México y los municipios conurbados de los estados de México e Hidalgo la Comisión Ambiental de la Megalópolis decreta precontigencias y contigencias ambientales, en el caso del valle de Toluca el aire envenena a sus dos millones de habitantes sin que haya medidas de combate a la contaminación.
Los hechos
La Comisión Ambiental de la Megalópolis, que opera en la Zona Metropolitana del Valle de México, decretó en la penúltima semana de febrero una fase de pre contingencia ambiental, debido a que los indicadores de contaminación alcanzaron 155 unidades.
La fase de pre contigencia incluye aplicar medidas como el Hoy no circula a vehículos con calcomanía de verificación 2, emitir alertas para reducir el tiempo de permanencia al aire libre o evitar cualquier tipo de ejercicio y recreación al aire libre.
Pero en el valle de Toluca, el gobierno del estado de México no ha emitido ninguna medida semejante, pese a que desde el mes de enero la calidad del aire ha sido nociva para los seres humanos. En enero pasado, solamente un día el aire fue medianamente respirable.
Los datos oficiales, emanados del propio gobierno del estado, indican que los niveles de contaminación en el valle de Toluca son peores que los de la ciudad de México, sin que haya medidas en contra de la contaminación: según las estadísticas de la Red de Monitoreo Atmosférico del Valle de Toluca (RAMA), el 1 y 2 de enero se registraron 244 y 223 puntos de contaminación por partículas menores a 2.5 micras (PM 2.5).
Así, mientras en el Valle de México se decretan precontingencias con 155 puntos de contaminación, los millones de habitantes de Toluca, Metepec, San Mateo Atenco, Zinacantepec, Almoloya de Juárez, Rayón, Lerma, Xonacantlán y otros municipios que conforman la quinta zona metropolitana del país, están desprotegidos y a merced de la contaminación.
Los registros obtenidos de la RAMA indican que los días 17, 24, 29 y 30 de enero los índices de contaminación fueron de 169, 157, 163 y 179 puntos de contaminación, respectivamente, por contaminación de las PM 2.5. Según la Red de Monitoreo Atmosférico, que depende de la Secretaría del Medio Ambiente, esos indicadores correspondieron a “mala” y “muy mala” calidad del aire, lo que significa que la contaminación puede ser “causante de efectos adversos a la salud en la población, en particular los niños y los adultos mayores con enfermedades respiratorias como el asma o del corazón”.
De los 31 días de enero, el único día que los niveles de contaminación fueron menores a 100 puntos, fue el 14 de enero, cuando el registro de PM 2.5 fue de 72 unidades. Aún así, la medición indicó “regular” calidad del aire.
Pero no sólo en enero se registró mala calidad del aire: en lo que va de febrero las tendencias sigue siendo negativas.
Durante la semana anterior, la última de febrero, los indicadores mostraron el deterioro de la calidad del aire de la provincia toluqueña: el rango de contaminación por partículas menores a 2.5 micras estuvo entre los 116 y los 142 puntos IMECA.
Pero el deterioro ambiental de la capital del estado de México no es nuevo.
GráficaContaminación_enfermedadesDesde el año de 1997 se advirtió el problema, pero la solución ha fracasado: el programa Aire Limpio para el Valle de Toluca acumula casi 19 años de existencia sin que se haya contenido o detenido la contaminación; por el contrario, ha hecho notorio la ausencia de medidas gubernamentales reales y efectivas. Esporádicamente se han aplicado programas como el de las patrullas ambientales o mayores inversiones en los equipos de monitoreo, pero los resultados son escasos o inexistentes. Ni siquiera están en marcha medidas de mitigación por parte del gobierno de Eruviel Ávila Villegas. Después de casi dos décadas, la calidad del aire que se respira en el Valle de Toluca empeora.
Ya en 1999, hace 15 años, un estudio publicado en la Revista Internacional de Contaminación Ambiental, editada por la Universidad Nacional Autónoma del México, señaló la presencia en la atmósfera del Valle de Toluca de elementos contaminantes como Plomo, Cromo, Vanadio, CIoro, Bromo, Manganeso y Cerio, producto de la combustión vehicular y la actividad industrial, entre otras fuentes.
El estudio elaborado en 1997 y firmado por los investigadores Pedro Díaz Ramírez, Irma García Sosa —especialista en química ambiental que se desempeña en el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares—, José Luis Iturbe García, Francisco Granados Correa y Juan Carlos Sánchez Meza, señala que la época de mayor contaminación se da en el periodo de Noviembre a Enero. El hecho de que a finales de febrero de 2016 prevalezca la alta contaminación indica de manera clara el deterioro ambiental de la región.
Nos envenenamos
Un estudio del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) establece que las partículas PM 2.5, las que registran los niveles más altos de contaminación en el valle de Toluca, producen un daño mayor en la salud humana que otros contaminantes, debido a que su composición “puede ser más tóxica y se caracteriza principalmente por la presencia de sulfatos, nitratos, ácidos, metales y carbono negro”.
Del carbono negro, el INECC señala que se produce de la quema incompleta de combustibles y su presencia en las PM 2.5 incrementa considerablemente su toxicidad, además de que por su tamaño, este tipo de contaminante al ser respirado pueden llegar a los conductos más bajos de los pulmones y provocar daños importantes en la salud. El documento titulado “Importancia de las partículas PM 2.5” del INECC indica que permanecen “durante periodos más largos suspendidas en la atmósfera, viajando distancias más largas y penetrando en los interiores de las casas, oficinas, etcétera, y por lo tanto la población está expuesta durante periodos más prolongados a esta fracción de partícula” contaminante.
Las PM 2.5 se forman del uso de aerosoles, polvos, metales y productos de combustión, pero también contienen bacterias, virus, hongos y polen, que cuando son respirados no siempre son expulsadas por el organismo.
Pese al riesgo para la salud de los habitantes del Valle de Toluca, los reportes de contaminación no se dan en tiempo real, como sucede en el Valle de México, donde se alerta a la población sobre los peligros para la salud. De hecho, el “Cuarto almanaque de datos y tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas”, editado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno federal señala que la Red de Monitoreo Atmosférico del Valle de Toluca opera al “mínimo aceptable”.
El documento advierte que en México la exposición a la contaminación atmosférica causó 38 mil muertes por cáncer de pulmón, enfermedades cardiopulmonares e infecciones respiratorias durante el período 2001-2005. El estudio “Partículas suspendidas, aeroparticulas o aerosoles ¿hacen daño a la salud? ¿qué hacer?” publicado por el Instituto Nacional de Ecología confirma el riesgo para la salud de la exposición crónica ala contaminación: “los hallazgos recientes de estudios epidemiológicos siguen encontrando asociaciones entre la concentración de partículas en el ambiente y la mortalidad total, cardiovascular, pulmonar, y de cáncer de pulmón, así como con indicadores de morbilidad, tales como admisiones hospitalarias, visitas a sala de emergencias, exacerbación de síntomas en asmáticos y disminución de función pulmonar”.
Es un hecho que respirar de manera constante las llamadas partículas suspendidas, genera daño crónico: la disminución de la función pulmonar, en primer término, la presencia de enfermedades crónicas respiratorias e incluso la muerte prematura.