Un grupo de investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla crearon con desechos de tuna, brócoli y agave un filtro que ayuda a eliminar de aguas residuales los colorantes textiles.
El carbón activado reduce los químicos del agua a tal grado que cumple con los niveles de la Demanda Química de Oxígeno, establecidos por la norma oficial mexicana que es de 200 a 240 partes por millón para que pueda descargarse en una corriente.
Para crear el carbón activado, los investigadores molieron los productos obteniendo un polvo o gránulos que remueve los colorantes y atrapa contaminantes textiles, como sales inorgánicas, detergentes, agentes de teñido, entre otros.
Lo novedoso de este filtro es que los costos de producción se abaratarían debido a que sus componentes son desechos.