Entre las cosas en las que la mujeres somos expertas es en guardar silencio en casos de violencia. Guardamos silencio por seguridad pero también por conveniencia.
Podemos estar enfrentando situaciones de burlas, desaires, desprecio y golpes y aguantamos para no agrandar la situación y los riesgo y, especialmente evitárselos a terceros, como los hijos.
Nuestro silencio, lo sabemos, es debido al qué dirán, pues tiene en nosotros un peso muy grande los puntos de vista de la familia, los amigos y la sociedad.
Así pues, el silencio por seguridad se vincula estrechamente al silencio por conveniencia pues en muchos casos nos es más fácil seguir como estamos para mantener una imagen, condición y prestigio ante los demás.
El asunto es sin embargo, que no reparamos en que eso de guardar silencio es en realidad un autoengaño y la prolongación de problemas, conflictos y tensiones. Que el miedo estimula al verdugo, escribiría el francés Elie Wiesel.
Feliz víspera del Día de la Mujer.
