La cúpula del PRI en el estado de México y a nivel nacional revisa con lupa el comportamiento electoral de los municipios más urbanizados del estado de México, ahí donde Delfina Gómez y Morena derrotaron a Alfredo del Mazo Maza y la coalición encabezada por el PRI.
No se desgastan en el cuestionado e incomprendido PREP.
Intentan comprender cómo avezados operadores políticos como Aarón Urbina Bedolla —que en otras elecciones no ha permitido que lo derroten en una casilla— o Arturo Ugalde Meneses o David Sánchez Isidoro fueran barridos por Morena.
Por un lado se revisa el comportamiento de los electores y la aversión hacia el PRI, que se expresó en votos en favor de Morena, pero también la actuación de los liderazgos priistas: ¿se replegaron, jugaron a no ganar, apostaron a dos bandos?
También se revisa a algunas cúpulas sindicales —algunas han sido las primeras en manifestar su adhesión al candidato Del Mazo—, pues en los municipios en los que aparentemente tienen una marcada influencia, simplemente no se mostró el músculo que presumen.
El análisis alcanza a organizaciones como Antorcha, que ofreció miles y miles de votos al PRI, pero en los hechos apenas le alcanzó para ganar el distrito de Chimalhuacán, porque fue sonoramente derrotada en Ixtapaluca.
El ajuste de cuentas es inevitable. Está en la ruta del corto y mediano plazo.
El verdadero tamaño y peso de algunos liderazgos ha quedado claro. Las promesas infundadas también. La capacidad de algunos operadores está a la vista.
Los números no mienten.
