El presidente Enrique Peña estuvo en Toluca hace un par de días para hacer tres llamados urgentes en materia de seguridad pública, una asignatura que todos sabemos que es el gran pendiente del gobierno, llámese estatal, municipal o federal.
Esos llamados fueron: 1. A que se apruebe la existencia del mando único policiaco y termine la existencia de las mil 800 policías municipales, cuyos resultados están a la vista. 2. A que los gobiernos estatales dejen de hacerse tarugos y antes de junio se ponga en marcha en el 100 por ciento de territorio nacional el sistema de justicia penal acusatorio. 3. A que los gobiernos estatales cumplan con los acuerdos que han firmado, una y otra vez, ante el Consejo Nacional de Seguridad Pública, especialmente en materia penitenciaria.
Y aunque nadie puede saber con certeza que estas acciones van a terminar con la violencia, la inseguridad, la impunidad y las escuelas del crimen que son llamadas cárceles, lo cierto es que ahí están los pendientes.
El Congreso de la Unión tiene una año con la iniciativa del Mando Único, que ahora mismo duerme el sueño de los justos. Aunque no habrá diputado ni senador que niegue que la seguridad es el principal problema de este país.
Y en materia de castigo a los delincuentes, un sistema penal a la antigüita, con chicanas y trámites más largos que 100 cuaresmas juntas, lo único que hace es fomentar la impunidad.
Del sistema penitenciario ni hablar. La readaptación social es simplemente inexistente.
Así que ahí está la chamba.
Y como dice el clásico: si no pueden, que renuncien.