Con el mes de diciembre empieza a producirse la temporada de sequía en la república mexicana propiciando incendios, suelos expuestos a erosión, alteración en el clima, aumento del efecto invernadero en la atmósfera terrestre y humo en grandes cantidades; estas condiciones se prolongan hasta el mes de junio.
En el caso de los incendios se producen por el uso de fuego para campamentos y fogones, quemas de desperdicios, desechos forestales, rastrojos, limpieza de terrenos y basureros, preparación de sitios para reforestación , agricultura o urbanización. En contraparte, lo que hay que evitar es arrojar cerillos o cigarros encendidos en la carretera y más en medio del bosque; no tirar basura, botellas o vidrios que pueden iniciar el fuego creando el efecto lupa con los rayos del sol y reducir al mínimo las fogatas.
En los bosques, los incendios arrasan con grandes volúmenes de madera y fauna silvestre así como plantas y contaminan el aire, al tiempo que afectan el régimen hidrológico y el paisaje. En el concentrado de este año, al 30 de noviembre, tuvieron lugar 7 mil 477 incendios forestales en una superficie apenas mayor al millón de hectáreas, según la Comisión Nacional del Agua.
En la república mexicana las entidades con mayor presencia de incendios son: Jalisco, México, Ciudad de México, Chihuahua, Chiapas, Durango, Puebla, Veracruz y Guerrero. Los incendios ya se vienen al acecho en México y en nuestras manos está contribuir a su prevención.
