Las cifras oficiales en materia de transporte confirman lo que a todas luces es una realidad: que el transporte público en el estado de México es un negocio turbio.
Según el diputado local Sergio Mancilla, en el territorio estatal registran en promedio 18 millones de viajes diarios. Si por cada ruta la afluencia fuera de cien pasajeros, con la tarifa de ocho pesos pesos, el dinero obtenido asciende a 44 mil 400 millones de pesos.
¿A dónde van esas ganancias?, a reinversión no. A los usuarios nos queda claro que en transporte público no existe calidad de servicio. En cambio, prevalece la disputa cotidiana por ganar rutas y pasaje.
¿Porqué esto sigue ocurriendo? Porque los negocios turbios son los más rentables. El dinero que se consigue del transporte público hace que varios le quieran entrar y se la lleven calladitos, incluyendo los exfucionarios públicos que ahora son accionistas de empresas de transporte.
Detrás de la parada que le hacemos al camión se tejen complicidades y compra de conciencias, a cambio del dinero que deja mover a los más de 10 millones de habitantes de este estado. Es el negocio de tiranos.