Una relación epistolar

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El rector de la Universidad Autónoma del Estado de México ha entrado en un riesgoso camino de confrontación con la mayoría morenista de la Cámara de Diputados de la entidad.

Al rector Alfredo Barrera le ha disgustado que la UAEM sea objeto de exhortos y señalamientos de los diputados. Está en todo su derecho de disentir de las expresiones de los legisladores de Morena, pero ha entrado en una ruta en la que en una suerte de defensa de la autonomía universitaria, se arriesga a perder cualquier clase de interlocución o, en el mejor de los casos, convertirla en un camino pedregoso y ríspido.

La sexagésima Legislatura estatal ha dedicado —de manera postiva, creo— parte de su tarea como representación popular a llevar ante la opinión pública asuntos del interés social. Es parte de su papel y es menester que los diputados lleven a la arena política por excelencia, los temas que preocupan en sus distritos o aquellos que es necesario que se discutan públicamente. La Universidad Autónoma del Estado de México, entidad pública, ha sido parte de esas discusiones y deliberaciones.

El rector Barrera Baca decidió responder también públicamente. En sendos desplegados que ha impreso en algunos diarios locales, responde a los exhortos de los legisladores sobre la protección a los universitarios o sobre el entorno académico de la UAEM. Lo hace llamando “facciosos” a los diputados de Morena y los acusa de intentar vulnerar la autonomía, así como de dividir a la comunidad universitaria. Pide prudencia y diálogo, pero rebate con esgrima verbal a las lanzas de los legisladores.

Irascibles unos y otros. De mecha corta, cuando se necesita más política y mucha política, especialmente porque está en camino la reforma a la Ley de la Universidad Autónoma del Estado de México. Sólo pensar que el rector Barrera tenga que negociar con los diputados en este clima de tensión, genera augurios adversos para la UAEM.

La comunicación epistolar del rector Barrera con los diputados tiene un tono airado. La ocasión más reciente que escuché al rector, exteriorizaba ese aire de molestia, pero lo hacía frente a los juicios contrarios a la reforma universitaria, hasta ahora paralizada.

No anticipa nada positivo una confrontación así. Aunque los diputados no pueden ni deben renunciar a señalar cuestiones de índole público en la UAEM, ni el rector Barrera puede ni debe renunciar a defender la autonomía, de algún lado debe venir la inteligencia y la cordura ante una relación definida a periodicazos.

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