Además de narcotráfico, delitos como la prostitución y prostitución infantil, han sido detectados al interior de los penales en México por la Fundación Reinserta, derivado de la crisis de hacinamiento y la gobernabilidad al interior de las cárceles por grupos delictivos.
De acuerdo con Saskia Niño de Rivera, presidenta y cofundadora de organización de la sociedad civil que lucha por la defensa de los Derechos Humanos de las personas privadas de su libertad, los niños que visitan a sus padres presos o que viven con sus madres al interior de los penales pueden ser víctimas de este delito debido a la inexistencia de espacios que garantice su seguridad.
“Desafortunadamente son niños que están expuestos constantemente a la violencia. Si yo les hablo de los penales en México en general, estoy hablando de autogobierno, de violencia, narcotráfico dentro de las cárceles, mucha prostitución. Hemos detectado penales que tienen prostitución infantil”, dijo.
En este sentido, dio a conocer que se ha registrado casos de menores violados al interior de las cárceles y que viven en el centro penitenciario junto con sus madres, ya que actualmente las madres presas y sus hijos se encuentran en centros de reclusión mixtos.
Por ello, resaltó la necesidad de crear cárceles pequeñas únicas para madres que se encuentran recluidas junto con sus hijos y apartar a los menores de un ambiente de violencia y evitar ser víctimas de algún delito.
De acuerdo con el registro y análisis hecho por la organización, el 95 por ciento de las mujeres recluidas son abandonadas por sus familiares, siendo el principal motivo la distancia entre el penal y sus comunidades. Además de que en el 99 por ciento de los casos de las mujeres detenidas y que purgan una sentencia estuvo involucrada su pareja sentimental; es decir, las mujeres están relacionadas con los autores intelectuales de los delitos.
Aunado a ello, Saskia Niño de Rivera puntualizó que las madres y mujeres privadas de su libertad viven precariedad al interior de la cárcel, situación que se ve reflejada en el 50 o hasta el 60 por ciento de las cárceles mexiquenses.
