El consumo de bebidas alcohólicas en niñas, niños y adolescentes incrementa los riesgos a la salud y la probabilidad de desarrollar dependencia del alcohol y otras drogas.

Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Estado de México Oriente advirtieron que el consumo de estas bebidas es nocivo y, en menores, muy dañino, ya que el alcohol altera el neurodesarrollo, lo que puede afectar la capacidad de concentración, la memoria y el aprendizaje durante esta etapa de la vida.
Las bebidas alcohólicas afectan significativamente las funciones del hígado de forma aguda y, si el consumo es persistente, provocan daños crónicos e irreversibles como la cirrosis. Asimismo, incrementan el riesgo de accidentes debido a la falta del control de impulsos como efectos del alcohol, lo que provoca que los menores de edad presenten conductas de riesgo como manejar sin precaución o con exceso de velocidad, por ejemplo.
En el marco de la campaña nacional “Por la paz y contra las adicciones”, impulsada por el Gobierno de México, el Instituto orienta a madres y padres para prevenir que menores de edad consuman alcohol. Para esto se aconseja mantener una comunicación abierta y empática con sus hijos, además de informar sobre efectos negativos del consumo de sustancias y los daños a largo plazo, realizar actividades recreativas y deportivas en familia, así como solicitar consejería de ser necesario.
Actualmente, para atraer a este sector de la población al consumo de alcohol, algunos establecimientos ofrecen bebidas preparadas como margaritas, mojitos, piñas coladas y aguas locas. También se han popularizado los “azulitos” o “pitufos”, “hulks”, “micheladas” y “licuachelas”, que por sus colores y sabores llaman su atención.
Cuando un menor consume bebidas alcohólicas desde temprana edad, no existe un tiempo definido para que aparezcan los efectos en su organismo, ya que dependen de la cantidad y la frecuencia del consumo de estas bebidas, sin embargo, en ocasiones si llegan a manifestarse de forma inmediata, y estos pueden incluso ser graves, como un estado de intoxicación o abstinencia lo que se considera como una urgencia médica.