Ya se aproximan las vacaciones y con estas el flujo de turistas nacionales y hasta extranjeros por la entrada a Toluca viniendo de Atlacomulco y alrededores. Está, como siempre, repleta de parches pero ahora con agujeros en los carriles de media y alta velocidad. Desde luego el factor que influye es la lluvia pero las autoridades estatales están obligadas a darle mantenimiento.
Pensemos que los hoyos en el pavimento dañan las llantas mediante pinchazos, cortes o abultamientos que pueden incluso provocar su explosión. Por otro lado, están los rines que presentan abolladuras o fracturas. Además, el sistema de suspensión y los amortiguadores pueden desalinearse. Manejar con agujeros en el piso afecta la dirección y el control del vehículo que, en casos extremos provoca vuelcos.
En fin, las afectaciones son variadas y algo particular es que llegar a una ciudad y ver las malas condiciones de su asfalto desalienta a cualquiera e influye en la percepción de esta. Existe pues un problema a resolver de inmediato por la seguridad los automovilistas y transporte en general que incidirá en lo estético, gestión y calidad de vida en Toluca. El acceso a la capital mexiquense por la Zona Norte ya requiere de conservación vial.
