Ya que estamos en la época de sequía en el país y que se prolonga hasta mayo con la regularización de las lluvias, no se ha visto la acción de las instancias de medio ambiente estatales ni locales en la revisión de los vehículos en circulación, particulares, de transporte y carga sobre los contaminantes que emiten. Y es que es muy común ver a cualquier hora del día avanzando sobre avenidas principales y secundarias a unidades que expulsan al ambiente humaredas de gases y líquidos venenosos. Faltan por tanto, operativos permanentes para asegurar que los vehículos cumplan con las normas de emisiones establecidas. Esto incluye revisar que se tenga un holograma de verificación vigente y no se emitan humos. De lo contrario, hay que multar y sacarlos de la circulación. En casos graves, inmovilizar el vehículo.
Por su parte, los dueños de los vehículos y choferes tienen que dejar de hacerse de la vista gorda y asumir su responsabilidad en el mantenimiento de sus unidades que incluye cambios de aceite, reemplazo de filtros y verificación de fluidos esenciales como aceite de motor, refrigerante y líquido de frenos.
Tengamos en cuenta que la exposición a los contaminantes vehiculares está asociada con problemas de salud graves, como enfermedades respiratorias y cardiovasculares tanto para los conductores como el resto de las personas.
A escala mayor, la contaminación vehicular genera un impacto en nuestro ecosistema urbano, pues se contribuye al cambio climático y deterioro de la calidad del aire y los vertidos de aceites y combustibles pueden contaminar suelos y aguas subterráneas. La implementación de operativos es elemental para garantizar que los propietarios de vehículos dejen de contaminar y la salud pública y medio ambiente dependen de ello.