Si eres automovilista te habrás dado cuenta del riesgo que representa la forma en que se conducen los portadores de motocicletas. No usan equipo de protección adecuado como casco, guantes, chaquetas o botas y ropa de color brillante; no se aseguran de que sean vistos por otros conductores, toman las curvas mal posicionados, frenan bruscamente y no mantienen una distancia adecuada.
Conducir una motocicleta es una gran responsabilidad porque los tripulantes son más vulnerables que los conductores de automóviles; el cuerpo del motociclista está directamente expuesto al impacto; las motos requieren una mayor destreza que el auto para mantener el control, y las unidades son más sensibles a las condiciones de la carretera como el pavimento y la lluvia. Aquí son necesarias la habilidad y concentración, el control del equilibrio, el manejo de la aceleración y los frenos. Y también hay reglas de tránsito para motociclistas que deben ser acatadas: la licencia de conducir, circular en un solo carril, traer las luces encendidas, no conducir bajo los efectos del alcohol o drogas, no utilizar auriculares o dispositivos que distraigan, etcétera.
Tener una moto no es lanzarse a la aventura, gozar haciendo el zig-zag, manejar agresivamente, es tomar mayores precauciones a fin de dejar de crear un entorno caótico y peligroso para todos.