La autoridad es de periodos, pero la gente protagoniza los hechos históricos, y está, estuvo y estará, como lo demuestran los acontecimientos del convulso siglo XIX, cuando las segregaciones del estado de México dieron origen al entonces Distrito Federal y a Guerrero, Hidalgo y Morelos, dijo el presidente de El Colegio Mexiquense, César Camacho.
Hoy, el estado de México es cosmopolita y mantiene su importancia para el país por su población, que representa 12% del total, aunque se asiente apenas en 1.1% del territorio nacional, al tiempo que comparte cultura y vida cotidiana con pobladores de aquellas entidades, detalló.
En la presentación del libro El territorio del Estado de México. Origen de otras entidades federativas. Relaciones de poder, estrategias sociales e identidad, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, César Camacho dijo que la obra no hace una historia territorial, sino que ve al espacio desde el ejercicio del poder, es decir, políticamente.
A partir de referencias a algunos de los acontecimientos que derivaron, en 1824, 1849 y 1868, en las segregaciones de su territorio original, el cual se redujo de 107 000 a unos 22 000 km2, asentó que, a la consumación de la Independencia, el estado de México era la sede de la clase política nacional, hecho que llevó a un acomodo con procesos que fueron reflejo local de situaciones nacionales.
Respecto de las segregaciones, César Camacho rechazó que sean un asunto de estar o no de acuerdo, es así que el libro propone enriquecer la discusión, pues nadie puede erigirse en autoridad absoluta para hacer a los otros adoptar sus posiciones.
Que cada quien adopte la posición que quiera sobre lo que ocurrió, pero hay hechos incontrovertibles, como que el estado de México es hoy una entidad cosmopolita, con habitantes que han llegado de todo el país y un crecimiento extraordinario durante los últimos setenta años, en el contexto de un federalismo centralizado, agregó.
El libro postula que la gente y la vida cotidiana, los fenómenos culturales y religiosos no conocen de límites territoriales, pues se comparten usos, costumbres, tradiciones, lenguas y cultura, como lo ejemplifica lo que sucede en los límites de Malinalco y Tepoztlán; Tejupilco, Amatepec, Tlatlaya y Luvianos con municipios de Guerrero, o en la zona fronteriza con Hidalgo.
La historiadora María del Carmen Salinas Sandoval, coordinadora de la obra, expuso que el tema de esta es apasionante y detalló que los textos surgieron de la revisión de las ponencias presentadas en el coloquio «Memoria, identidad y territorio».
Hizo un reconocimiento al historiador Gerald McGowan, quien fue profesor-investigador de El Colegio Mexiquense, por sus trabajos pioneros sobre el estado de México, y detalló que César Camacho es autor de la presentación y del artículo «Identidad y memoria en el Estado de México»; la propia Salinas Sandoval escribe «Segregaciones territoriales del estado de México. Fortalecimiento federal y participación política y social», y David Cienfuegos Salgado entrega «La construcción cultural del estado de Guerrero: reflexiones sobre las diferencias en una pretendida unicidad cultural».
Jesús Zavaleta Castro contribuye con el artículo «Estado de Morelos. Breve historia de su creación: 20 de abril de 1869»; «Guerra, naturaleza, amor y juventud: la caracterización del estado de Morelos en cuatro discursos políticos (1869-1937)» es de Emiliano Canto Mayén y Juan de Dios González Ibarra, y «El Estado del Valle de México: la posibilidad de una nueva entidad en las constituciones de 1857 y 1917» es de Laura Morales Rojas.
La presentación del libro fue moderada por José Antonio Álvarez Lobato, profesor-investigador y secretario general de El Colegio Mexiquense.