Después del informe del INEGI respecto a que el lugar donde sienten más inseguridad los mexicanos es en los cajeros de bancos instalados en la vía pública y en los propios centros bancarios, el gobierno federal no tiene mas que diseñar estrategias de inteligencia y operación contra los delincuentes y la delincuencia organizada además de exigir a los bancos que inviertan en un sistema integral de seguridad para proteger simultáneamente sus edificios, instalaciones por separado, equipo y mobiliario, dinero y los clientes.
Hasta ahora, los bancos solo han instalado videograbadoras en cajeros y sucursales y, eventualmente contratan elementos de seguridad privada.
Por otro lado, el personal bancario ha fallado en abstenerse de proporcionar información sobre las operaciones de la clientela a terceros pues de otra forma, ¿cómo sabrían los delincuentes quién y cuánto retira?
Los dueños del dinero en México no pueden continuar herméticos a la situación y percepción de inseguridad porque sus instalaciones son la preocupación de ocho de cada diez mexicanos.
Así como acostumbran reaccionar inmediatamente al registro de retiros, cobros y pagos deberían hacerlo con el patrimonio e integridad física de clientes pues a ellos deben su funcionamiento y prosperidad económica.
