Un estudio de los Centros de Integración Juvenil (CIJ) reveló que los jóvenes mexicanos que radican de forma ilegal en Estados Unidos recurren a las drogas por las extenuantes jornadas de trabajo, la facilidad que tienen para conseguirlas y porque tienen liquidez.
La investigación elaborada por los Centros de Integración Juvenil (CIJ) con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) mostró que estos jóvenes están concientes del daño que provoca el uso de las drogas.
La titular del Sistema Nacional DIF, Cecilia Landerreche, especificó que para el estudio «Consumo de drogas en adolescentes migrantes a la frontera norte y Estados Unidos» se encuestó a menores de entre 12 y 17 años que fueron recibidos por el DIF en la frontera mexicana cuando intentaron pasar a Estados Unidos.
La funcionaria indicó que este primer acercamiento al tema aporta datos importantes, lo cual debe ser tomado en cuenta en el diseño de políticas públicas enfocadas a este sector, tarea en la que se requiere que participen los propios jóvenes.
El director de Investigación y Enseñanza de los Centros de Integración Juvenil, Ricardo Sánchez Huesca, explicó que entre los usuarios de drogas que fueron captados por el DIF, en el caso de los repatriados, más de la mitad inició su uso en ese país.
Detalló que los jóvenes que consumían drogas desde sus lugares de origen en México aumentaron su consumo en la vecina nación del norte, donde encontraron mayor disponibilidad para obtenerla y recursos económicos para adquirirla.
Indicó que otro factor de riesgo para el consumo de drogas entre estos adolescentes son las dobles jornadas de trabajo que debían realizar en Estados Unidos, además de que en esa nación existe un ambiente socialmente aceptable para esto.
Entre los jóvenes que usaban drogas en México y no lograron cruzar a Estados Unidos y se quedaron en ciudades fronterizas se encontró que dejaron de usarlas durante su estancia, pues desconocen dónde y con quién conseguirlas y no tienen dinero.
No obstante, entre ambos grupos de adolescentes se encontró que tanto el tabaco como el alcohol no se perciben como drogas ilícitas y que su consumo es más alto entre los repatriados que entre los migrantes.
Asimismo, mostró que entre los adolescentes las drogas más conocidas son la marihuana, la cocaína y metanfetaminas, con la diferencia que los que vivieron en Estados Unidos hicieron mayor mención del éxtasis y la heroína.