En el primer semestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) del país acumula un crecimiento de 0.88 % respecto al mismo periodo de 2024, siendo la menor tasa de crecimiento para un primer semestre desde 2020, época de pandemia.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), aunque en México no hay una recesión, las condiciones económicas se vislumbran como complejas en materia de consumo y crecimiento.
En el desglose del PIB por actividad económica se observan mejoras en las actividades secundarias y terciarias, es decir, la industria y los servicios.
El IMEF señaló que, aunque durante el último semestre se registró un alza en la actividad económica, esta resultó insuficiente para evitar una contracción económica en comparación con trimestres anteriores.
En el caso de las actividades primarias —es decir, las relacionadas con el campo— estas tuvieron una contracción del 1.27 %, reduciendo su nivel de crecimiento de 7.48 % a 4.47 %.
Aunque no se prevé un escenario de recesión, las condiciones de crecimiento no han sido suficientes para el país, lo que se refleja de manera clara en que las personas y las empresas no registran un incremento en los ingresos que reciben. Las empresas no aspiran a que sus ingresos crezcan, que sus inversiones rindan frutos, que su poder adquisitivo aumente y que su calidad de vida avance de manera tangible.
Otro de los riesgos que se prevén es que la política proteccionista de Estados Unidos traiga implicaciones mayores, lo cual podría afectar aún más el crecimiento.
La incertidumbre no favorece, pero tampoco lo hace la política interna, que ha aumentado los costos laborales para las empresas con reformas y aumentos al salario mínimo que no han estado acompañados de alzas en la productividad.