Veneno de tarántula ayuda a mitigar el dolor por quemaduras

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Tarántula Thrixopelma pruriens. De su veneno se extrae ProTXII. (Foto: Copyright Rick West)

Investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) han estudiado el uso de la toxina protoxina II (ProTxII), presente en el veneno de tarántula, para reducir el dolor producido en las quemaduras.

 

Las mejoras en el tratamiento de quemaduras de primer y segundo grado han aumentado la tasa de supervivencia en países desarrollados, aunque las opciones clínicas para tratar el dolor asociado a la lesión y su recuperación son reducidas y producen efectos secundarios no deseados.

 

Este dolor es una de las consecuencias que más preocupan a los supervivientes, lo que contrasta con los limitados progresos que se han hecho en cuanto a su tratamiento eficaz.

 

Cuando las neuronas especializadas en la transmisión del dolor (nociceptores) reciben una estimulación dañina suficientemente intensa, los canales de sodio presentes en dichas neuronas se abren permitiendo la transmisión de la señal de sufrimiento hasta la medula espinal.

 

El canal de sodio, llamado Nav1.7 y muy conservado de ratones a humanos, actúa como un ‘interruptor’ en estas  primeras neuronas, encargadas de responder a la estimulación dolorosa y transmitir dicha información del exterior a la medula espinal. Por tanto, determina si se transmite o no el mensaje de dolor al cerebro.

 

En el trabajo se observa que la expresión de Nav1.7 se ve incrementada tres horas después de la lesión, cuando dichas células muestran un aumento de su actividad debido a la quemadura.

 

En el estudio se ha analizado in vivo la distribución del canal de sodio Nav1.7. Los científicos han observado que existe una asociación entre el dolor por quemaduras y el aumento de la expresión del canal Nav1.7 en las neuronas nociceptoras.

 

Para los autores, su implicación en el tratamiento del dolor después de una lesión por quemadura le convierte en una excelente diana terapéutica para reducir el dolor. Sin embargo, la toxina no es apta como estrategia terapéutica ya que tiene una vida media relativamente corta.

 

La investigación se ha desarrollado en el Chelsea and Westminster Hospital, uno de los cuatro centros principales para el cuidado especializado de quemaduras en Inglaterra y Gales. Asimismo, una parte de los experimentos se ha desarrollado en el Instituto de Fisiología de la Academia Checa de Ciencias y en la Charles University de Praga.

*Fuente: SRUK CERU

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