La semana pasada llamaron a votar por la candidata a la presidencia de la república de su preferencia cientos de los auto y denominados intelectuales del país. ¿Y quiénes son estos?, pues se asume que son aquellas personas que se dedican al estudio y la reflexión profunda sobre temas complejos en general, pero esto no quiere decir que sean más inteligentes que el resto de las personas o tengan la razón de lo que debe hacerse o no.
El término de intelectual está dado también para para quienes generan ideas innovadoras, promueven el debate público, la defensa de los derechos humanos y la justicia social. Y, claramente, algunos de ellos son arrogantes o incluso déspotas cuando dicen sus opiniones o se comportan elitistas, generando una brecha entre ellos y la sociedad. Así, debemos estar confiados en que, para votar, quien tiene la última palabra eres tú.
Tú puedes emitir un voto libre y razonado con base a tu evaluación consciente de las opciones políticas, de las propuestas de los candidatos, su trayectoria, su plataforma política y cómo se alinean con los valores y necesidades sociales. Igualmente, no tienes por qué sentirte presionado por alguien más o tratar de quedar bien. Tú puedes decidir, sin interferencias, a quien otorgar tu apoyo.
