Estamos conmemorando este lunes inicio de semana el Día Mundial del Matrimonio una fecha que se instituyó para honrar la unión entre dos personas que deciden unir sus vidas en amor, compromiso y crecimiento mutuo. Pero es precisamente que se ha ido perdiendo la idea del amor como entrega y cuidado hacia el otro, predominando una visión centrada en lo que cada uno recibe.
De hecho, ya entre los jóvenes se observa una fuerte valoración del individualismo y la satisfacción personal, lo que lleva a priorizar metas individuales por encima de metas compartidas en pareja. Prevalece por ejemplo, la educación, la carrera profesional y la realización personal. Por otro hoy hay menos presión social para casarse haciéndose ver como una opción más entre diversas formas de convivencia, al tiempo que la aceptación social de parejas que viven juntas sin casarse ha aumentado, llevando a que se prefiera la unión libre o relaciones temporales sin compromisos formales.
Se analiza también el costo de la boda, tener que mantener una familia, la precariedad laboral actual, las deudas educativas y la necesidad de ahorrar a largo plazo. Además la idea negativa sobre la paternidad, el miedo a repetir patrones familiares disfuncionales, la interferencia de la familia política y la incertidumbre sobre el futuro global -como el cambio climático, conflictos y crisis económicas-.
Según el INEGI, la proporción de divorcios ha aumentado significativamente en los últimos años haciendo que de cada cien matrimonios ocurran 32 divorcios. Y la tendencia es a que el matrimonio se transforme dando lugar a contratos flexibles, relaciones no exclusivas o nuevas formas de convivencia. Y tú ¿qué opinas de esto?
