Iniciamos el mes de abril, Día del Niño y de la Niña. Según el último Censo de Población y Vivienda, en el país hay alrededor de 38 millones de niños y niñas menores de 18 años, lo que representa el 30 por ciento de la población. En esa medida es que debemos darle su lugar a los pequeños tratándolos con respeto, comprensión y empatía. Claramente fomentando en ellos la igualdad, la diversidad y su desarrollo general. En primer lugar, porque son la próxima generación que llevará adelante el país y por lo mismo liderarán, contribuirán al crecimiento económico, social y cultural, y tomarán decisiones importantes. En segundo lugar, porque invertir en su educación, salud y bienestar es fundamental para garantizar un futuro sostenible para México.
A lo largo de la historia los niños han pasado por no tener derechos reconocidos, por lo que fueron propiedad de los mayores lo que facilitaba el abuso. Fue hasta principios del XX que se empezó a reconocer el maltrato infantil como un problema social y luego se promulgaron leyes y políticas entre las que se asoman la Declaración de los Derechos del Niño de la ONU en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.
En este siglo la tendencia es promover el bienestar integral de los niños, no solo protegiéndolos del maltrato, sino también asegurando su educación, salud y desarrollo emocional. Los niños aportan ideas frescas, imaginación, creatividad, innovación, energía y lecciones de valores y son merecedores de apoyo incondicional.